26.6.07

Vida-muerte, muerte-vida
Vivir en un espejo
Mirar una fantasía,
Caminar con el pellejo
Develar hipocresía.

Muerte-vida, vida-muerte
Suspiro de una boca
Vapor de una ventana,
El sollozo que provoca
La sonrisa de mañana.

Vida-muerte, muerte-vida,
Soltarme en tus brazos
Mantén la caja vacía
La mirada sin llantos
Y la luz encendida.

Muerte-vida, vida muerte,
Suave marchitar
Gozo privilegiado
Hermoso brotar
Y despertar a tu lado.

Alma de vida
Alma de muerte
Permíteme llorarte levantando tu fuerte
Déjame contemplar en tan dulce agonía.

Alma de muerte
Alma de vida
Permíteme bailar tu graciosa melodía
Déjame llamarte pionera de la suerte.

Bruno Salas 23-4-2007

1.12.06

<< Sin título >>

El agua no te toca
extrañezas de toldería,
se acumula
desborda y te corre
única por los bordes,
que son costados,
impermeables,
pero no te toca,
menos te moja

(pupilas piedras)

las circunstancias
agobian,
tanto como el desvelo,
como los truenos
y aunque volvamos a ellas:
al repiqueteo en el toldo
cada vez más tieso, mas firme,
y a esa crudeza de diciembre,
sólo, mientras tanto,
quedarán dos opciones
esperar y refugiarse
o empaparse del otro lado de la vereda.


María José

26.11.06

<< juegos, cuerpo, en el mar por años >>

juegos


Dijo
basta para mi, basta para todos
mientras el revólver le acariciaba
su sien.

cuerpo

como un fantasma te vi pasar
tu cara blanca
y una lagrima de carnaval

en el mar por años

sombra tras el alambre
sediento
desaparecido

en medio del gran mar salado
mi cuerpo sació su sed

agua en el inicio y agua como tumba
mi ser fue ahogado

esperando que la marea me arroje
a las arenas
de mi identidad.

Joaquín

13.11.06

<< Selección de poemas: Tercera Parte >>

Un bosque poético


La fría noche otoñal
invadía la zona boscosa;
yo la buscaba a ella
como a la flor, la mariposa.

La Luna alumbraba
con todo su esplendor;
si la quiere se la bajo
para demostrarle mi amor.

Las estrellas titilaban
a lo lejos tan azules,
y yo pensando en ella
lloraba bajo los abedules.

De repente, una estrella fugaz
encandiló el firmamento;
pedí sólo un deseo:
abrazarla un momento.

El Sol se disponía a salir
para el Cielo iluminar,
y le conté un secreto:
“con su amor me quiero quedar”.

Encendido el horizonte
con brazos del gran Febo
yo juro que moriré si
de sus labios nunca bebo.





Junto al mar


Luego de dos meses
hoy regreso al lugar
donde por vez primera
tu belleza pude contemplar.

Pero ahora está vacío,
ya no es lo que era.
Además estoy en otoño
y eres tú mi primavera.

Ayer me crucé a tu amiga
y no le pude negar
que a pesar de la distancia
nunca te voy a olvidar.

No imaginas lo que haría
para estar a tu lado
si cada vez que te ví
mi amor ha aumentado.

Hoy estás tan lejos
y no sé si te veré
aunque igual siempre
te amaré y cantaré.


Dos grandes poetas


Como Bécquer a su amada
muchas cosas te daré
el día de mañana, amor,
cuando tus labios besaré.

Mucho más que un Mundo
y más que un Cielo aún,
si tú me das tus besos
me salvo del ataúd.

Díme qué es lo que quieres
y yo lo conseguiré
pero si no quieres que te ame
eso jamás podré.

Te amo tanto que a veces
mi lira comienza a sonar
porque quiere a tu boca
me pueda yo acercar.

Te amo tanto pero tanto
que mi pluma inicia a soñar,
porque desea que tus besos
yo me los pueda adueñar.

Ya sabes lo que ella escribe
inspirada en tu belleza:
“siempre tú estarás dando
vueltas en mi cabeza”.


Astronomía


La bóveda celeste hoy
se ha vestido de negro
al igual que yo pues
de luto te espero.

Una junto a otra
veo miles de estrellas,
pero prefiero tus ojos
que brillan más que ellas.

Juro que son más hermosos
que el Sol al amanecer,
y siempre mis versos
para ellos van a ser.

Aunque no lo sepas
mi pluma no duerme,
y logra que a ti, yo
siempre te recuerde.

No son mentiras
lo que yo te digo,
si esta hermosa Luna
tengo de testigo.


Amores cuervos


Dos días sin dormir,
otros tantos sin comer,
mi corazón deja de latir
porque ya no te puede ver.

Si conmigo estás enojada
yo quisiera saber;
si creíste aquella mentira
o si me vas a responder.

Sentado sobre la vereda
pregunto a la Luna por vos,
interrogo todas las estrellas
incluido el gran Sol.

El porqué de tu silencio
nadie me lo quiere decir
y estando sólo pienso
si te volveré a oír.

Yo quedé hipnotizado
la tarde que te conocí;
a tu cintura me sentí atado
y ahora sé que te perdí.

Después de todo eso
como duele no tenerte:
a ti, a tus besos y
también duele quererte.

Pero que puedo hacer yo
después de tanta negación,
si algún día me quieres ver
te regalaré otra canción.


Mujer


Tú eres la estrella
que me hace andar
y mi trova, corazón,
te debo regalar.

El calor de tu amor
me hace renacer,
y mi pluma al papel
lo empieza a recorrer.

Traza hermosas odas
para bien halagarte
ya que nunca ella
a ti podrá olvidarte.

Aún recuerdo, Musa,
los atardeceres ésos
en que tus labios de seda
se ganaban mis mil versos.

Mis poemas eran, y
son sólo para ti,
pero por timidez
nunca te los dí.

Ahora eres dueña
de mi corazón
y por este motivo
te hago una canción.


Poeta no; tú poeta


¿Por qué no puedo ser poeta?
Tú eres mi poesía,
ésa con la que ganaré
el pan de cada día.

Algo de razón tenés
cuando decís “¿enamorado?”,
pues en realidad por ti
estoy como embrujado.

Quizá sea culpa tuya
que yo escriba mis versos,
si sabes que lo hago
para recuperar tus besos.

Pero son muy lejanos
aunque también preciosos
pues salen de unos labios
realmente fabulosos.

Otra vez te digo
que quisiera que tu boca
se junte con la mía y
tomen de la misma copa.
Perdona que sea franco
y un poco redundante,
pero sólo por tus besos
yo intenté ser cantante.


Sonatina
(A la memoria del gran Rubén Darío)


Esa noche conocí
tus labios de cuarzo,
y amarré tu cintura
con la Luna de marzo.

Tu boca granate
agrandó mi ilusión
y mi “verso azul”
cantó mi pasión.

Un cisne poético
me dictó mis poesías
al obsequiarte mis
noches y mis días.

Mi mal fue soñar
con una oportunidad
de compartir contigo
mi profunda soledad.

Entre epístolas y poemas
mi amor te declaré;
con esperanza te
amo, amé y amaré.

En mis “medallones”
tu belleza invoqué,
y como este madrigal,
antes, cientos te dediqué.


Mayo de 2005


Mayo de dos mil cinco.
Ciudad Condal, España.
Querida Musa: acabo de llegar
y mi alma ya te extraña
No imaginas lo bella
que está Barcelona,
no como mi Argentina
que quedó en la lona.

Aquí hace calor, y es de noche
pero en mi inmensa soledad
falta tu belleza que
me trajo la libertad.

Por eso, van estas líneas
dedicadas a tu corazón,
a tu alma, fuente de
toda mi inspiración.

Aquí la Luna llena
también se te asemeja,
y recuerda que con el poeta
hacen linda pareja.

Ella aporta dulzura,
tal como tú lo has hecho.
Yo pongo ésa melodía
que aflora por me pecho.

No quiero despedirme
sin antes haber firmado:
Tuyo, de todo corazón,
Poeta Enamorado.


Cuando…


Con tus continuas heridas
me terminarás por matar,
y es la única manera
de mi poesía callar.

Cuando pareces cercana
pero es una visión.
Cuando estás lejos y
te espero con ilusión.

Cuando susurras tiernas
palabras para mí,
o quizá eres un ángel
y volando te ví.
Cuando cierras los ojos
un eclipse semejas
y sólo el resplandor
de tus pupilas me dejas.

Cuando suspiras acongojada
por penas que ignoro,
mi corazón ruge
cuál bravío toro.

Cuando en días lluviosos
tras la ventana puedas mirar
recuerda que siempre
aquí te voy a esperar.


Flores (del Mal)


¿Me quieres ver o
no te intereso nada?
El silencio se llevó la
respuesta que esperaba.

Contéstame, por favor,
que sin ti nada soy
y lejos tuyo, Musa,
no sé donde estoy.

Pones excusas
que son infantiles
e igual eres la
reina de mis abriles.

Me lastimas
y finges no saber
que este invierno
te empecé a querer.

Aunque tengas otro
a mí no me interesa,
y mi verso sería feliz
si tu boca me besa.





Dolor de infante


En la lluvia fría
del mes de abril
escribo a la luz
tenue de un candil.

Era un niño aún y
me sentí enamorado,
pero no me dí cuenta
que me habían golpeado.

Canté mi trova con
la lira en la mano,
y su suave música
no dio resultado.

Sus ojos claros,
sus rizos perfumados
fueron el por qué de
mis versos plateados.

Su tonada extranjera
y su piel morena
alimentaron el verso
que hoy me condena.

Con dos décadas
de vasta experiencia
no pude aún, ni podré,
sacarla de mi conciencia.

Conocí varias mujeres
bellas para intentarlo
pero sigo con mi verso
azul sin poder lograrlo.

Y hoy, mientras afuera
a cántaros llueve
digo que esta herida
aún sangra y duele.


Siempre en mí


Te recuerdo cada noche
como eras en abril:
una bella muchacha
que cantando conocí.

Te extraño cada tarde
con todo mi corazón,
que es el que me dicta
ahora esta canción.

Te lloro cada mañana
con todo mi dolor
y en litros de whisky
ahogo este desamor.

Nunca te olvido y
no quiero hacerlo:
para eso, a mi corazón
debería romperlo.


Veintitrés de mayo


En esa tarde gris
paseabas a mi lado,
y tu tierna ingenuidad
me había enamorado.

Tu figura me atraía
como a la abeja la flor,
pero tu silencio atroz
provocaba mi dolor.

Tus idas y vueltas
laceraban mi alma
ya que tus nulos besos
robaron mi calma.

Te fuiste sin saludar
dejándome tirado
en la esquina donde
me habías encontrado.


Tus manos rosas


Tus manos rosas
acariciaban las mías,
mientras tus ojos
me dictan más poesías.

Tu perfumada voz
llega saludando
a mis oídos y me
va conquistando.

Eres tan hermosa
que no te debo perder,
y quisiera a tu lado
mi vida rehacer.

Espero que quieras
ayudarme en esto,
si de mi alma herida
sólo quedan restos.

No te guardaré bronca
si no lo deseas,
pero dime que haré
con todos mis poemas.

Si tú te vas ya no
tendré ganas de escribir,
y mis cicatrices no
me dejarán vivir.


La Perla


Las sucias calles
de esta ciudad
me llevan a creer
en mi triste soledad.

Estando sólo hoy
a la costa llegué,
y lo que Alfonsina
yo lo intenté.

Caminé mar adentro
hacia las rocas
para olvidar mis penas
que no son pocas.

Un súbito reflejo
me detuvo de pronto:
unas frías lágrimas
mojaban mi rostro.

Lloré bastante hasta
que volví en mis pasos
y estos simples versos
los dejo en tus brazos.


Muy triste


“Tristeza mía
nao tem fin”.
Estando lejos de ti
soy un infeliz.

La angustia eterna
me carcome el pecho
que de tantas injusticias
ya está deshecho.

Tú me heriste en
medio de mi corazón
cuando aquella tarde
negaste mi canción.

A pesar de mi amor,
me dejaste de lado
pues nunca creíste
que estaba enamorado.

Estamos distanciados
pero sólo físicamente,
pues será imposible
sacarte de mi mente.


Chip & Dale


Ésas dos ardillitas
traen a mi memoria
la bella protagonista
de esta triste historia.

Corría el mes de junio
del dos mil cuatro,
y ella se dispuso
a usarme un rato.

“Cría cuervos que
tus ojos comerán”,
dice la frase y es
una cruda verdad.

Yo creí que ella
era distinta a todas,
y mi pensamiento duró
muy pocas horas.

Al principio fue así
y se portó como santa,
pero ahora mi corazón
muy triste le canta.

Una mentira le llegó
a sus dulces oídos,
y mis sentimientos
quedaron dolidos.

Luego la distancia
entró en escena
haciendo crecer
mi gran condena.

Su repuesta se hizo
esperar y todo cambió,
pero al reencontrarla
mi esperanza renació.

Pasaron diez meses,
extraño sus besos,
y a ellos van dedicados
estos simples versos.


Balada del Adiós


Tendría que tener
aquí dos corazones,
para que me lastimes y
consigas más canciones.
Es que tanto te amo
que me lastima saber
que con otro hombre
tu vida vas a hacer.

Ya ni me alimento
desde que te fuiste;
adelgacé seis kilos
desde que me heriste.

Otras chicas me besan
cuando no estás a mi lado,
pero sólo por ti soy
el “Poeta Enamorado”.

Aconsejan que te olvide
pero eso nunca lo haré,
y si nunca regresas yo
las venas me cortaré.

Siempre hay, Musa,
un último verso,
y aquí va: “Adiós,
te amo, besos”.


Genux


¿Cómo podré olvidarte
si recuerdo tanto esa noche
y las sonrisas regaladas al
conocernos en Bariloche?

Hubiera dado cualquier cosa
por seguir a tu lado,
si me sentí muy feliz
a tu cintura abrazado.

Imposible es seguir
mi vida sin tus besos,
si ellos son el motivo
de mis sencillos versos.

Prefiero no dormir
a ocultar lo que siento
si desde aquél día tú
ocupas mi pensamiento.
Inaccesible tu corazón
pero debo seguir intentando;
quizá pueda conquistarte
si yo continúo cantando.


Aquí y ahora


He aquí mi último verso:
el que jamás escribí,
el que se me ocurrió el
segundo que te conocí.

He aquí mi última estrofa:
la que nunca pasé al papel,
la que tu negativa respuesta
me marco en la piel.

He aquí mi despedida
al recordar el momento
en el que en Bariloche
te alcé un monumento.

He aquí mi alma herida
por esos dimes y diretes
que no hicieron otra cosa
que yo llegue a perderte.

He aquí mi rima final:
te amo, o quizá te amé;
total da lo mismo si a
mi lado no te tendré.
Franco Zamora

<< Selección de poemas: Segunda parte >>

Te amo, pero adiós


Era todo hermoso
mientras eso duró,
pero cinco meses después
el amor se terminó.

Me echaste, amor,
aún amándome
y por esas palabras
largas noches lloré.

Ya no volverás
con el “Poeta Enamorado”,
y le pedí a Dios
que me lleve a su lado.

No tiene sentido
continuar con vida,
si mi más bella musa
causó mi atroz herida.

Adiós mi amor,
todo te agradezco:
besos, caricias, y lo
que diste y no merezco.


Todo o nada


Tus labios, los únicos
que mis versos merecen
porque muy sinceras
mis letras les parecen.

Mis poemas leyeron
y les han gustado;
a mí me gusta su dueña
que me ha enamorado.

Sentarme a tu lado
a Dios había pedido;
ahora soy muy felíz
si mi sueño he cumplido.

Si te volviera a cruzar
mil poemas te daría
porque te había prometido
que yo los escribiría.

Pero no voy a llegar
y no porque no escriba más;
tengo mucha mala suerte
y no te veré jamás.


Dieciocho de abril


Ibas caminando
y nos cruzamos.
Bajaste la mirada
y en silencio quedamos.

Tus pasos sonaban
tan a mi lado,
que hiciste renacer
al “Poeta Enamorado”.

Quise hablarte
pero no me animé,
y al seguir de largo
mi corazón lastimé.

Te extraño mucho
y me pongo a llorar
con la posibilidad de que
me vayas a olvidar.

Yo nunca lo haré
ni tampoco a tus besos
por los que todas
las noches rezo.


Tres


Loado sea Dios
si otra vez te crucé
y con mis poemas
tu cariño me gané.

Uno a uno mis versos
tuviste que leer,
y que te sigo amando
pudiste comprender.

Juntos tomamos algo
y quise decirte una cosa:
“estoy enamorado de
la niña más hermosa”.

Así es la maldita vida
de los poetas todos:
entregamos el corazón
y terminamos en el lodo.

Negativa fue tu respuesta
y me rompiste el alma.
Tal vez con un beso
pueda recobrar la calma.


Veinte de julio


Fue una tarde gris
como todas sin vos,
pues la distancia
golpea mi corazón.

Hubiese querido
poder verte hoy,
pero por mi culpa
lejos de ti estoy.

Quise abrazarte
como antes lo hacía
y susurrarte al oído
mi tierna poesía.

Besar tus labios
que eran mi perdición
para que entiendas
toda mi pasión.

Beber el perfume
de tu cuello rosado
y agradecer todo
lo que me has dado.

Pero hoy no pude
hacer nada de eso
por eso te mando
un poema y un beso.


Hablador maldito


El timbre de tu voz
me recuerda esa época
en la que tomábamos
de la misma copa.

Cuando dices que
soy tan cariñoso,
aumenta mi amor por
tu corazón bondadoso.

Cuando me repites:
“Fran, que dulce sos”,
es obvio que mis versos
serán sólo para vos.

Pero me apena saber
que sufres en demasía,
y para alegrarte, amiga,
aquí está mi poesía.

Un simple verso de amor
que llegue a emocionarte
y cuando estés triste
yo poder ayudarte.

Cuando desees hablarme
mira el firmamento:
quizá la mejor forma
de comunicar tu pensamiento.

No puedo verte mal
si tu dolor es el mío,
pues te deseo lo mejor
aunque no sea conmigo.

Y si me necesitas
contigo estaré,
y si tú lloras tus
lágrimas besaré.
Hablar por la hache


Hola, mi amor, te extraño
y no quiero ocultar mi dolor
si anoche fue imposible
poder bailar con vos.

Hoy de mí te olvidaste
pero no podré hacer lo mismo
si agarrado a tu cintura
me sumergí en un abismo.

Horrendo final, amor,
para esta historia sombría;
algún día lloraré por ti
pues nunca serás mía.

Hace escasos siete meses
tu hermosura conocí,
y por ella mis poemas
y lágrimas esparcí.

Horas atrás creí vivir
un sueño fascinante
si nuestro pasado común
fuiste tú quien mencionaste.

Pero ahora eres una nube
llevada por el viento del Este;
ése que dicen que trae
“lluvias como peste”.


Comunidad celta


Cerca de ti estoy
o quizá no tanto,
pero creer eso
calma mi llanto.

Tardes muy grises
paso con mi canto.
Entiendes que te amo,
pero ¿sabes cuánto?

Más de lo que tú
puedes imaginar
si en mis historias
tienes tu lugar.

Mi pluma me dijo que
terminarías a mi lado
si es verdad que estoy
de ti enamorado.

Amo tus gestos,
ése primer abrazo
pero ahogo mis penas
en un simple vaso.

Burbujas de alcohol
me hacen compañía
si el de San Patricio
también es tu día.

Con bebidas blancas
mis heridas curaré,
pero ni ebrio, amor,
de ti me olvidaré.


Búsqueda


Al pie del cañón como
Turena en la batalla,
afino mi lira inquieta
que jamás se calla.

Aquí te conocí
una noche de agosto,
fría como las lágrimas
que recorren mi rostro.

Pero hoy no lloro
porque no estás aquí,
sino por lo que me
hiciste aquél abril.

Nos encontramos una tarde
con besos por doquier;
me encantaría repetirlo
pero no quieres volver.

Fueron desencuentros
y sucesos funestos;
como quiero que regreses
te doy los versos éstos.

Aquí te conocí, amor.
Creo que era de noche
aunque reemplacé al Sol
con tus besos en derroche.


Esa mujer


La mujer que yo quiero
Serrat también la quería.
Él le hizo una canción
y aquí va la mía.

No es tan bonita,
me dijo mi prima,
pero es muy sincera
y mi hada madrina.

La mujer que yo quiero
está muy lejana,
pero por mi mente
pasa cada mañana.

La mujer que yo quiero
no está conmigo
aunque me conformo
con ser su amigo.

La mujer que yo quiero
es mi musa favorita,
pero por favor
no se lo repitas.
Pero por favor
nunca lo repitas.


Podría, pero no


La Luna llena
sobre el firmamento
podría afirmar
que no te miento.

Te podría contar
que sin tí puedo vivir,
aunque prefiero no
tener que mentir.

Podría asegurar
que te olvidé,
pero es falso
y nunca lo haré.

Podría gritarle
a los cuatro vientos:
“yo jamás la amé”,
pero sabrán que miento.

Podría jurar
y volver a jurar
que nunca más
te voy a llorar.

Pero el nombre de Dios
no se usa en vano;
podría jurar
pero no lo hago.

Podría hacer tanto
pero sólo te amo,
y mi dulce corazón
está entre tus manos.


Otra vez


Otra vez esa palabra
tuviste que pronunciar:
con ese maldito “NO”
me volviste a matar.

Hoy está lloviendo si
hasta Dios está triste;
con todo lo que te amo
de vuelta tú me heriste.

Vine hasta aquí
sólo para verte,
para a tus oídos
mis poemas leerte.

Me pides que no
lo haga más difícil aún.
No molesto más pues
me espera mi ataúd.

Cien poemas de amor
y ni un beso:
por una oportunidad
todas las noches rezo.

Sabes que te amo
y sé que soy feo,
pero probar tus labios
es mi último deseo.

Ya lo dijo mi primo Tito:
“el mundo se va a acabar,
si un día me has de querer
te debes apresurar”.


Recordatorio


Quizá te sentaste tú
ayer en esta mesa,
y tu recuerdo aún
sigue en mi cabeza.

Hoy no estás aquí,
en este lugar vacío
y hace meses no te veo,
musa del verso mío.

Mi bella vasca,
¿dónde te encontraré?,
¿en qué lejano sitio
tu rastro hallaré?

Belleza universitaria,
dueña de mi poesía,
mi prosa, mi corazón
y hasta del alma mía.

En este lugar
a ti te conocí,
sí, ente hermoso lugar
por primera vez te ví.

Pero ahora no estás
y me tengo que despedir,
aunque una oportunidad
siempre te voy a pedir.


No te cambiaré


Otra mujer quiere
ocupar tu lugar,
pero todavía no
lo puede lograr.

Aún espero que
desees volver,
que con esta mujer
no sé que hacer.

Sus besos lo ayudan
a mi dolorido ego
a resucitar y
cantarte luego.

Pero no alcanzan
para que te olvide
si mi loco verso
por tí se desvive.

No quiero despedirte
por más lejos que estés;
es que con tu indecisión
loco me pones.

“Ella o ninguna”,
dijo mi corazón
y por eso a ti
dedico esta canción.

Serás mi mayor musa
hasta la eternidad,
pues contigo quiero
matar mi soledad.

Pero no volverás
por más que implore,
y así mi corazón
quizá mañana llore.


Mi amiga y sus besos


Hoy no tuve la suerte
de tu voz escuchar,
por eso estos versos
no te pienso dedicar.

Eres mi amiga pero
nunca nos podemos ver;
te extraño y tengo miedo
de que te llegue a perder.

Tus besos los olvidé
y desconfío si existieron,
pero no puedo negar
que felíz me pusieron.

Estaba muy dolido
cuando te conocí
y para sanarme
un beso te pedí.

Fue peor el remedio
que la enfermedad:
tus caricias me privaron
de mi añorada libertad.

Pero ahora que sólo
soy tu buen amigo
es cuando más yo
te necesito conmigo.

Y siempre trataré
de que vuelvas a mi lado
si completamente de ti
yo estoy enamorado.





Tú, mi recuerdo


Yo y mi gran memoria
hoy te cantamos
este simple poema
pues te adoramos.

Nunca se sabe cuándo
soplarán vientos de poesía,
pero te canto a diario
aunque nunca serás mía.

No recuerdo cómo
fue que te conocí
pero seguro que nunca
me olvidaré de ti.

Amor mío, te extraño.
Me haces sufrir.
Cada día lejos de ti
no puedo dormir.

Tu voz, un vago recuerdo
que habita en mi mente
me hace perder y
buscarte entre la gente.

Cientos de lugares
tuve que recorrer
pero en ninguno pude
volverte a ver.

Me despido pues
no quiero llorar;
y siempre tú
me vas a inspirar.


Voy


Dentro mío hay
un ser fantasmal:
mi corazón que es
muy sentimental.

Voy caminando por calles
que llevan a ningún lugar.
Voy hablando con almas
que no pueden contestar.

Voy mirando sin ver,
viendo sin mirar;
ya sé que estoy loco
pero te tuve que amar.

Quizá fue un error
o una fatalidad
pero sigo viviendo
en esta horrible ciudad.

La única solución
es marcharme de aquí;
sólo de esta forma yo
podría olvidarme de ti.

Pequeño amor sin fin
nacido un febrero,
recuerda que aquí
a ti te espero.

Si quieres venir
sabes dónde estoy
y si quieres irte
atrás tuyo voy.


Amor por y para siempre


Mi amor lejano
¿cuándo volverás?,
si con tu regreso
mi alma aliviarás.

Angustia y pesar
caben en mi corazón,
pero igual me gustaría
cantarte esta canción.

Inmerso en mi soledad
no sé en qué pensar,
si sólo escribiendo
mi tiempo puedo ocupar.

Altas horas de la noche,
el reloj sigue rodando
y yo por ti amor
triste sigo llorando.

Frialdad me falta
para poderte esperar
si nada más que a ti
yo podría amar.


Hola y chau


Siempre haces lo mismo:
me saludad y me esquivas.
No aguanto más, y
me sangran las heridas.

¡Qué infantil eres!
No lo puedo creer,
pensé que con tu edad
ya eras una mujer.

Pensé que eras madura
pero me equivoqué;
creíste que por un poema
siempre te amaré.

Aunque eres hermosa
y muy encantadora,
apenas eres mi
Musa inspiradora.

Perdón, pero es así, y
no te sientas mal.
Para ti mis versos
nunca más serán.


Aún


Te sigo extrañando.
Te busco en cada lado
que mi senda recorre
cuando estoy inspirado.

Todavía te amo
y no lo puedo ocultar;
eres tú el ángel
que siempre me va a guiar.

Tu recuerdo me atormenta
y siempre estoy en invierno;
vuelve que mi vida
es un verdadero Infierno.

¿Con quién estarás?
¿A quién besarás?
¿Por qué hombre
tú suspiraras?

Recuerdo tu belleza,
tu cabellera enrulada
y recuerdo que sos
mi Musa adorada.

En esta tarde gris
te extraño todavía
si sólo tú formas
mi gran melancolía.

¿Qué será de ti?
Mi verso y mi llanto
te traen hacia mí
y por eso te canto.


Contestador


Hola amor, ¿cómo estás?
Espero que no como yo estoy,
pues desde que te fuiste
no puedo vivir el “hoy”.

Otro poema te dedico
pero sé que es en vano,
porque lamentablemente
no tocaré tus manos.

Qué tristeza siento
desde nuestra separación,
si eso está torturando
mi humilde corazón.
Ya sé: no volverás
y te debo olvidar,
pero te amo tanto que
no lo pienso intentar.

Y por más que quiera
no lo podré lograr
porque siempre mi pluma
de ti se va a acordar.

Ahora me despido
y ya estás avisada:
“Todo enamorado es
el poeta de su amada”.


Saberes


Volverte a cantar
es una bendición,
y estos próximos versos
los dicta mi corazón.

Esta historia comenzó
un enero en Pinamar
y ahí me di cuenta
que a ti debía amar.

Tantas horas juntos
que siempre recordaré,
como también tu adiós
que nunca asimilaré.

¿Dónde estás amor?
¿Cuándo vas a volver?
Son cosas que nunca
me podré responder.

Sabes que te espero
como Penélope a Ulises.
Sabes que deseo que
vivamos juntos y felices.

Sabes que te extraño
como un poeta lo puede hacer.
Sabes que en sueños
a ti te puedo ver.
Sabes que te necesito
como al aire que respiro;
sabes que te amo y
una oportunidad te pido.


Quintetos


En un barrio porteño
al oeste de Belgrano
y al sur de Saavedra,
vive la mujer de este sueño
que me conquistó en verano.

Me enamoré de un imposible
para mi forma de cantar,
pero hoy hago saber
que sería muy horrible
si no la logro cautivar.

No quiero decir su nombre
ni que me ha conquistado,
pero quiero contarle
que soy el primer hombre
que poemas le ha cantado.

Su cuerpo tan divino
y suavemente contorneado
es mi Musa en este día
en que ahogo con un vino
mi corazón lastimado.

Sus labios de rubí son,
para mí, dulce fruta fresca
en los que se quedaría a vivir
mi humilde corazón si
con sus besos se refresca.

Aquí este poema termina
y voy guardando inspiración,
porque si un día de éstos
a mi lado ella camina
le regalaré otra canción.




Otro 6 de mayo


Hola amor lejano:
me alegra desearte
un feliz cumpleaños
y mi verso regalarte.

Aunque eres una niña
sos una Musa ideal,
la que tiñe mis poemas
de su rasgo primaveral.

Hermoso este amor
que me nació un verano,
aunque para verte
deberé ser un mago.

Quizá cuando regreses
puedas cambiar mi vida
si sólo fuiste tú
quién causó mis heridas

Pero no te echo la culpa
si tú no lo sabías;
ahora estás enterada
e igual no serás mía.

Mi prima ya me dijo,
también un amigo,
que debo olvidarte
si no volverás conmigo.

Tal vez es imposible
poderte olvidar
siendo tú quien siempre
a mí me va a inspirar.


Ella, simplemente ella


La dulce tarde de enero
en la que te conocí
bastó para darme cuenta
que eres la más bella que ví.

Unas pocas palabras
que tu boca pronunció
fueron las causantes
de que este amor nació.

Juro hoy que te amo
como al aire que respiro,
y tenerte aquí a mi lado
es lo único que pido.

Ahora me pongo a pensar
que quizá ya no te vea
y rogar por cruzarnos
es lo único que me queda.

Nunca dejaré de amarte
y aunque no puedas creer
como yo te estoy amando
nadie lo podrá hacer.


Nuestro mal
(17 de marzo)


Hace cien años en España
“soñar es mi mal” dijo Darío,
y como el de todos los poetas
también es el mío.

“Soñé que el fuego helaba,
que la nieve ardía
y para soñar imposibles
soñé que me querías”.

Puedo soñar despierto
en esta tarde de marzo
pues es tu cumpleaños
y quiero darte un abrazo.

Pero un sordo ruido
me hace reaccionar
y como no estoy contigo
me pongo a llorar.

Igual esta noche con
San Patricio en un bar,
veré si de algún modo
a ti te puedo encontrar.
Pero los milagros no existen,
mi Loreley hermosa,
y ahora en la distancia
sólo te pido una cosa.

Quiero que seas felíz
así te sigo cantando,
pues mis tiernos versos
hoy te estoy regalando.
Franco Zamora

<< Selección de poemas: primera parte >>

Oración de los trovadores


Musa nuestra que
estás en las mentes,
glorificado sea tu cuerpo.
Venga a nosotros tu imagen
para darnos inspiración
tanto en el día como en la noche.

Danos hoy
nuestro tema de cada día.
Perdona nuestras rimas
como así también
nosotros perdonamos
a los que se te arriman.

No nos dejes caer
en los alejandrinos.
Líbranos de la métrica.

Te amamos.


Yo


Soy un simple y
modesto portalira,
que a cambio de besos
regalo mi melodía.

Soy una persona
con sentimientos,
y desde que te ví
vives en mis pensamientos.

Soy un humilde y
sencillo trovador
que tiene las costumbres
del rimador.

Soy un poeta normal:
canto, río, lloro,
y prefiero tus besos
antes que todo el oro.

Soy el que te ama
como nadie lo ha hecho;
el que te obsequia versos
del fondo de su pecho.


Increíble


Pocas cuadras nos separan
pero tú no lo sabes
y es como que un puñal
en mi espalda claves.

Hoy estamos cerca
y desearía verte
para mis tiernos poemas
poder leerte.

Trescientos escasos metros
que están endemoniados,
si por más que quiera tenerte
seguimos distanciados.

Me pregunto por qué
es tan difícil encontrarte;
yo quiero mis versos
en persona mostrarte.

Sólo quiero ser tu amigo
sin importar el pasado
pues aquella historia
ya la he olvidado.

Y creo que tú también,
o por lo menos eso espero,
aunque no deseo que
olvides que te quiero.


Selene


Hoy me vuelvo a inspirar
cuando pienso en vos,
y digo que te amo
como a la luz del Sol.

Ya sabes que como tú
nunca habrá ninguna
y que para conquistarte
te bajaría la Luna.

Cuando te conocí
sentí algo especial
y, para mí, enamorarte
será lo primordial.

Yo te amo más a ti
que cualquiera en este mundo,
y lo dejaría todo
por tenerte aquí un segundo.

Pero es imposible
por nuestra situación
pero igual siempre tú
seguirás siendo mi inspiración.


Tríptico de amor, esperanza y dolor

Amor


Música de fondo se escuchaba
cuando vi su cuerpo bailando;
hermosa fue la primera impresión
que su sensual figura estaba mostrando.

Era una fría noche de
agosto y la conocí a ella,
me acerqué a su cintura de fuego
para estar con la más bella.

La primera palabra que pronunció
fue la que llamó mi atención:
acepto bailar conmigo
y escuchó a mi corazón.

Increíble lo que sucedió después:
sentir su respiración en mi rostro
y poder decir que me enamoré
esa fría noche de agosto.

Ahora me despido, y espero
que mi poesía no te caiga mal,
y que cuando nos veamos
aparezca nuestro felíz final.


Esperanza


Muchos días después
de la historia que ya conté,
la vi de nuevo a ella
y varios besos le robé.

En su ciudad natal
esa tarde nos encontramos
y como dos fieles amantes
correctamente nos portamos.

Los peatones fueron testigos
de tanto cariño demostrado
y todos nos dimos cuenta
que ella me había conquistado.

Inspirado por su belleza
hoy me dedico a cantar
para ver si un día de éstos
al fin la puedo enamorar.

Suficientes cariños recibí
hasta que al colectivo subió,
y con un hermoso “escribíme”
de mi corazón se despidió.

Así transcurrió el capítulo
que habla del reencuentro
con la persona que desde agosto
vive en mis pensamientos.


Dolor


Maldita la tercer parte
de esta trilogía:
ella hoy me dijo
que ya no me quería.

Esta fría noche
conmigo no quiso estar
y los besos de su boca
ya no puedo tomar.

La Ciudad Felíz
fue de esto testigo fiel:
vaya paradoja, de sus labios
esta noche probé la hiel.

Injusta fue la forma
en que ella quiso terminar
sin pensar que a mi corazón
lo llegaría lastimar.

Sufriendo ahora estoy
porque sin mí se marchó,
pero debo pasar al papel
que mi alma destruyó.

Angustia estoy sintiendo
porque mi ánimo se cayó;
estoy tranquilo: no encontrará
nadie que la ame como yo.


Amor de calendario


Ni en qué recoveco te ví,
ni con qué ojos te miré,
ni que santo te inventé entre manos
nada de eso todavía sé.

Sólo sé que te amo
por comprender mis temores
y saber que deseo que
de mí tú te enamores.

Pretendía un Mundo.
Al conocerte el Cielo sumé,
lástima que con poemas
jamás te conquisté.

“Quienes no sabemos porqué
amamos verdaderamente”.
Varias veces esa frase
he escuchado últimamente.

No hay nada tan emocionante
como lágrimas de mujer,
aunque prefiero que un día
por mí te dejes querer.


Lejos


¡Qué tristeza siento
sin tu compañía!
Sólo eres tú
mi dulce alegría.

Un necio inservible
te ha lastimado,
y de espinas
tu alma ha llenado.

No te sientas mal
princesa mía,
si como consuelo
tienes mi poesía.

“Un clavo saca otro”
dice la voz popular.
Vente conmigo y
yo te sabré cuidar.

Sólo soy tu amigo
pero igual te amo,
y cada verso mío
de rosas, será un ramo.

Aquí a la distancia
ya te extraño tanto
que para cubrir tu ausencia
mi copla te canto.

Ahora tristemente
de ti me despido
y porque leas mi trova
yo a Dios le pido.


Mentira


Yo capaz te perdono.
Mi poesía nunca lo hará.
Le duele no tenerte
y siempre llorará.

Yo capaz te olvide.
Mi poesía no podrá.
Te portaste muy mal
y te fuiste sin saludar.

Jugaste con mi corazón
dejando reglas de lado;
no sé si estoy loco
o quizá enamorado.

Creíste que un beso
me iba a alcanzar,
pero lo que te amo
no puedes imaginar.

Pensaste que tu
juego ibas a hacer,
pero no calculaste
si me podía doler.

Tus huecas palabras
como un eco resuenan,
y hacia aquellos días
mortalmente me llevan.

A nadie le he dicho
que conmigo has jugado,
porque ninguna podría
mis penas haber curado.


Felíz, obvio


Felíz día
amiga mía,
y gracias por entender
mi tierna poesía.

Me pone contento
ser hoy tu amigo,
y sabes que puedes
contar siempre conmigo.

Aunque somos amigos
buscaré la oportunidad
de sanarte las heridas
que causa la soledad.

Eres tan dulce
y tan hermosa
que por besarte
haría cualquier cosa.

No soy como otros
que te besan y se van;
mi amor es sincero
y hasta la eternidad.

No quiero que sufras
por quién no te merece;
lee mi humilde verso y
dime que te parece.

Yo te sabré cuidar
preciosa mujer,
pues tú en soledad
no debes crecer.


Lluvia y llanto


Miles de gotas caen
en esta tarde cerrada,
y se mezclan con el llanto
de mi alma apenada.

Es que estás tan lejos
como un globo en las alturas
y no me pude sostener
de tu diminuta cintura.

Lo poco que bailamos
fue más que suficiente
para enamorarme de ti
y vivir como un demente.

Inquieto paso mis días
por no poder besarte,
si con sólo rozar tus labios
al Sol podría igualarte.

Si no sé que quiero más:
a mi madre que me dio la vida
o a ti que le diste, amor,
un sentido a cada día.

Ahora me queda esperar
que tú quieras volver
pues contigo mi paz
tal vez puedas traer.


Recuerdo


Recuerdo ese día
en el que te conocí;
tocaste mi hombro y
la vuelta yo me dí.

Eras tú y ése
gesto tan risueño
del cuál desearía
poder ser el dueño.

Corría enero, como
lo voy a olvidar
si esos días comencé
mis versos a recitar.

Unas pocas palabras
que salieron de tu boca
fueron las que ablandaron
mi corazón de roca.

Era tu voz tan
dulce ese verano
que mi poesía, divina,
quedó entre tus manos.

Recité muchas veces
mis simples versos
que creíste buenos pero
no se ganaron tus besos.

Dos veranos más
pude encontrarte:
cartas, trovas e historias
tuve que regalarte.
Olvidaste algo
cuando te fuiste:
mi corazón nunca
más me lo devolviste.


Cien


Quisiese hablar de ella:
la niña que me enamoró,
pero sólo diré el nombre
del barrio en que nació.

No es de La Paternal
ni lo es de Haedo,
no la vio nacer Bernal
ni tampoco Boedo.

No es de Almagro ni de
Balvanera o Agronomía,
y ayer le pregunté a Dios
de que barrio sería.

No creció en el Once
ni tampoco en Caballito,
aunque ella para mí
sea lo más bonito.

No es de Recoleta
ni de Puerto Madero;
y no encontrará nunca
un corazón tan sincero.

Liniers, Mataderos y Parque Chas
no tendrán princesa así,
tampoco Coghlan o Saavedra
y mucho menos San Martín.

Núñez, Villa Crespo
ni tampoco Belgrano
tendrán reina tal que
conquiste en el verano.

No creció en San Isidro
ni lo hizo en Villa Luro;
quizá mañana pueda decirle
mi “enamorada del muro”.
Flores y Floresta jamás
admiraron su hermosura,
tampoco el viejo San Telmo
se jacta de su preciosura.

No fue en el Abasto
donde su infancia pasó
ni fue en el bello Retiro
donde su primer beso dio.

Pero no debo seguir
los cien barrios enumerando
para que sepa que de ella
yo me estoy enamorando.

Y si tuviese tiempo
le dedicaría una misa
a la diosa que nació en
la amable Villa Urquiza.


Musa del verso mío


En esta tarde gris
estoy como inspirado
y desplumo las emociones
de mi corazón enamorado.

Hoy mis canciones
son sólo para ti,
una hermosa muchacha
que hace años conocí

Y cuando te ví
tal vez me enamoré
pero te afirmo que
nunca te olvidaré.

Bailar contigo,
bella sensación,
que por repetirla
regalaría mi canción.

Aunque no sé
cómo explicarte
que haría cualquier cosa
para enamorarte.
Martes 13


Esperando el lunes
para poder verte
mi corazón desea
alguna vez tenerte.

Cuando me saludas
me haces suspirar
y mi alma te ha
empezado a amar.

Tienes el don
de alegrar mis días,
y por eso quiero yo
regalarte mis poesías.

Cómo no quererte
si eres cariñosa,
sincera y me das
tu amistad hermosa.

No te enojes si
te digo hoy esto:
“TE AMO” y mi verso
se encargará del resto.

No quiero despedirme
sin haber firmado:
Besos. Fran, tu
nuevo enamorado.


Belleza sudamericana


Me dices “te quiero mucho”
y me pongo colorado,
pues yo de ti, hermosa,
estoy muy enamorado.

Amiga y consejera,
dueña de mis escritos,
quisiera ser el rey
de tus ojos bonitos.

Realmente te amo
y no te miento
si desde ese enero
ocupas mi pensamiento.

Idiota estoy amor
desde aquella velada
si dejaste mi alma tan
completamente ilusionada.

Ahora estás lejos
aunque tal vez no tanto
si capaz que este invierno
a tus oídos canto.

Las horas sin ti
son demasiado largas,
crueles, despiadadas
y también amargas.

Un clavel y un verso
hoy te quiero regalar,
y si aceptas mi corazón
también te lo voy a dar.

Junio ya terminó
y sigo sin verte;
ya son cinco meses
sin conmigo tenerte.

Aún tengo ganas
de volver a empezar,
y espero que tú
me quieras ayudar.

Ni loco te olvidaré
aunque no estés aquí
pero pido que nunca
te olvides de mí.


Fríos recuerdos


Fugaces recuerdos tuyos
atormentan mi alma
si fuiste tú quien
mataste mi alma.

Yo era un niño común
hasta que bailé a tu lado
y tu boca me volvió
el “Poeta Enamorado”.

Beber de tus besos
fue algo fabuloso
que poder repetirlo
sería milagros.

Pues tengo mis derechos,
así como obligaciones,
y para poder besarte
te regalo mis canciones.

Que estoy loco dirás,
que nunca serás mía
pero así alimentas
mi tierna poesía.

Es verdad, estoy loco
si crees, corazón,
que amar imposibles
es perder la razón.

Dime loco, demente
o como creas justo
pero antes de morir
dame un último gusto.

Un simple beso
es lo que te pido
y así felíz de
aquí me despido.


Triste noviembre


Me gustaría poder verte
en esta tarde calurosa
para susurrarte al oído
que eres una mujer hermosa.

Es que me parece
que estoy enamorado,
pero no sé si soy felíz
teniéndote lejos o a mi lado.
Lastimaste mi corazón
cuando quisiste alejarte
pero no tuviste en cuenta
que jamás podré olvidarte.

Igual yo te agradezco
por haber sido inspiración
tanto para cada poesía
como para cada oración.

Suerte te deseo
para tu próxima vida;
por favor no olvides
que tú eres mi preferida.

Ahora me despido
sin decir adiós,
porque quiero verte
y eres lo que pido a Dios.


Me gusta


Una cosa me gusta más
que escribir poesías:
recordar la belleza
que dejaste en mis días.

Me gusta dedicarte
mis poemas de amor,
aunque en Bariloche
iniciaste mi dolor.

Me gusta componer
en la noche oscura
donde recuerdo que
te amo con locura.

Me gusta afinar
mi tierna lira
para calmar mi alma
aún llena de ira.

Me gusta soñar
que vas a volver.
así mi corazón
llegue a renacer.
Más me gustas tú,
musa de mi invierno,
que transformaste mi vida
en un maldito Infierno.


Mi confidencia


Daría todo por probar
tus tan cálidos besos,
por eso en esta tarde
te compongo estos versos.

¿Qué más quisiera yo
que tus labios rosados?
si desde que te ví
estoy como embrujado.

Hace pocos días
tu hermosura conocí,
y mis más puros versos
en secreto le prometí.

Esta tarde si Dios quiere
tus caricias me ganaré,
y entre versos y regalos
tu alma conquistaré.

Por eso amada mía
te pido una sola cosa:
que me dejes al fin
probar tu boca rosa.


Imaginación y lira


Camino al horizonte
buscando la verdad,
y poder contigo
romper mi soledad.

Horas largas caminando
junto a mi libertad
por lugares que prometí
no volver a pasar.

Imagino estar contigo
bajo la sombra de un sauce,
pero recuerdo que hiciste
algo que no se hace.

Podrías haber escuchado
mi sincera explicación.
pero nunca seguiste
lo que dijo tu corazón.

Ya estás muy lejos,
lejos de mi vida
pues no quisiste
ser ni mi amiga.

Añoro tus besos,
tus caricias sin medida,
pero más te añoro a ti
mi musa más querida.


Santa poesía


A la futura Doctora
hoy le voy a cantar,
porque todo su amor
yo me quiero ganar.

Un dieciocho de junio
a esta bella conocí,
y esa misma noche
el Juicio yo perdí.

Con sus dulces besos
correctamente se portó
pero mi pobre corazón
ella igual rompió.

Pero yo no me quejo
y le quiero agradecer
pues de su tierna boca
regalos pude tener.

Ahora me despido
y elevo una oración
a la hermosa Santa
que me da inspiración.
Señorita Jueza


Perdí el juicio.
Si amar es pecado,
soy culpable si
estoy enamorado.

Ya sé mi condena:
no verte más;
prefiero perpetua
pero perderte jamás.

En esta noche gris
me mata la agonía
y por eso te canto,
santa musa mía.

Aquí estoy triste
con la lira en la mano
para hacerle un verso
a tu músculo sano.

Tu corazón de piedra
nunca lo entenderá,
pero este poeta
siempre lo esperará.

Tú no eras así,
dulce amada mía,
pero quisiste lastimar
mi verso de cada día.

Si quieres aún
puedes volver:
no te guardo rencor
y no te quiero perder.


Más brujerías


Yo también hice brujerías
para poderla olvidar,
pero es una misión
imposible de lograr.

Visité una bruja
que hechizó su foto
pero mi corazón
aún esta roto.

Hace un año ya
que no puedo verla
pero es muy difícil
dejar de quererla.

A cada minuto
me acuerdo de ella
que en mi vida
fue la más bella.

Yo no soy poeta
pero quiero decirle
que mi verso nunca
podría mentirle.

Sólo soy un trovador
romántico y elegante,
que también tiene
algo de delirante.

Mi poesía existe
porque la sigo queriendo
y sólo por eso
yo sigo componiendo.


Viajes


Cada segundo que pasa
me acerca hacia ti
y recuerdo los días
que contigo viví.

Estás tan lejos
que no sé que hacer
para en tu vida
volver a aparecer.

Hace un año exacto
que te conocí,
y con tus tiernos besos
yo fui muy felíz.

No sé que inventar
para de una buena vez
reintentar contigo
lo de aquél frío mes.

Espero que vuelvas
a alegrar mis noches;
no tengas miedo que
no hago reproches.

Si deseas regresar
hazlo enseguida
pues eres la mujer
que ilumina mi vida.


Mi arte


Hoy vuelvo a tu ciudad
y me gustaría encontrarte
para con tiernas palabras
los oídos endulzarte.

Anoche le pedí a Dios
por volver a cruzarte
para poder esta vez
mis poemas entregarte.

También le prometí
nunca dejar de amarte,
y en nuestro reencuentro
con mi cariño halagarte.

Si ahora yo te cruzo
seré capaz de conquistarte;
con mis palabras y escritos
por fin podré enamorarte.

Pero me voy despidiendo
pues no quiero molestarte,
y en esta tarde pido
con mis besos refrescarte.
Franco Zamora

<< Dive >>

Zambullirse, tirarse,
saltar (al agua).
Bucear; sumergirse.
Lanzarse en picado, picar.
Lanzarse, tirarse,
meterse ( en cualquier dirección o lugar).
Meterse de lleno en,
abordar (una actividad).
Meter la mano velozmente
en (buscando algo).
Zambullida.
Picado, lanzamiento en picado.
Estirada,
salto (a por algo).
Tugurio, tasca.
-For cover,
Buscar cobijo de un salto, esconderse del ataque de un salto.
-in!,
¡a comer!
Mariano Vergara

10.11.06

<< El miedo a los decensores >>

"...en mi ciudad hay tantos ascensores
hay casi siempre un ascensor
donde el miedo ya empieza a coagularse."
J. Cortazar "62/Modelo para armar"


En el ascensor nadie se había quedado
pánicos nocturnos , esos que
hasta ahora creía a causa de contagio.

En el ascensor nadie se había quedado
eso creímos hasta abrir la puerta
esa que da al vacío:
ahora el grito de un nene que,
vaya a saber que cosa.

Aunque pude descrifrar de donde venían
los golpes en la puerta,ahora,
sin más dudas se:
nadie se habia quedado.

Tonta usted, todos lo vecinos hubieran salido,
tonta usted, que por dormir sola cree que
todavía, cinco a eme (o vaya a saber que hora),
hay alguien en el descensor.

Abajo, el estacionamiento
tonta usted, no sabe distinguir
entre esas sirenas,
y no le eche la culpa a las ciudades.

Otra vez, sexta,
con los pies fríos
al baño.

María José