<< Selección de poemas: Tercera Parte >>
Un bosque poético
La fría noche otoñal
invadía la zona boscosa;
yo la buscaba a ella
como a la flor, la mariposa.
La Luna alumbraba
con todo su esplendor;
si la quiere se la bajo
para demostrarle mi amor.
Las estrellas titilaban
a lo lejos tan azules,
y yo pensando en ella
lloraba bajo los abedules.
De repente, una estrella fugaz
encandiló el firmamento;
pedí sólo un deseo:
abrazarla un momento.
El Sol se disponía a salir
para el Cielo iluminar,
y le conté un secreto:
“con su amor me quiero quedar”.
Encendido el horizonte
con brazos del gran Febo
yo juro que moriré si
de sus labios nunca bebo.
Junto al mar
Luego de dos meses
hoy regreso al lugar
donde por vez primera
tu belleza pude contemplar.
Pero ahora está vacío,
ya no es lo que era.
Además estoy en otoño
y eres tú mi primavera.
Ayer me crucé a tu amiga
y no le pude negar
que a pesar de la distancia
nunca te voy a olvidar.
No imaginas lo que haría
para estar a tu lado
si cada vez que te ví
mi amor ha aumentado.
Hoy estás tan lejos
y no sé si te veré
aunque igual siempre
te amaré y cantaré.
Dos grandes poetas
Como Bécquer a su amada
muchas cosas te daré
el día de mañana, amor,
cuando tus labios besaré.
Mucho más que un Mundo
y más que un Cielo aún,
si tú me das tus besos
me salvo del ataúd.
Díme qué es lo que quieres
y yo lo conseguiré
pero si no quieres que te ame
eso jamás podré.
Te amo tanto que a veces
mi lira comienza a sonar
porque quiere a tu boca
me pueda yo acercar.
Te amo tanto pero tanto
que mi pluma inicia a soñar,
porque desea que tus besos
yo me los pueda adueñar.
Ya sabes lo que ella escribe
inspirada en tu belleza:
“siempre tú estarás dando
vueltas en mi cabeza”.
Astronomía
La bóveda celeste hoy
se ha vestido de negro
al igual que yo pues
de luto te espero.
Una junto a otra
veo miles de estrellas,
pero prefiero tus ojos
que brillan más que ellas.
Juro que son más hermosos
que el Sol al amanecer,
y siempre mis versos
para ellos van a ser.
Aunque no lo sepas
mi pluma no duerme,
y logra que a ti, yo
siempre te recuerde.
No son mentiras
lo que yo te digo,
si esta hermosa Luna
tengo de testigo.
Amores cuervos
Dos días sin dormir,
otros tantos sin comer,
mi corazón deja de latir
porque ya no te puede ver.
Si conmigo estás enojada
yo quisiera saber;
si creíste aquella mentira
o si me vas a responder.
Sentado sobre la vereda
pregunto a la Luna por vos,
interrogo todas las estrellas
incluido el gran Sol.
El porqué de tu silencio
nadie me lo quiere decir
y estando sólo pienso
si te volveré a oír.
Yo quedé hipnotizado
la tarde que te conocí;
a tu cintura me sentí atado
y ahora sé que te perdí.
Después de todo eso
como duele no tenerte:
a ti, a tus besos y
también duele quererte.
Pero que puedo hacer yo
después de tanta negación,
si algún día me quieres ver
te regalaré otra canción.
Mujer
Tú eres la estrella
que me hace andar
y mi trova, corazón,
te debo regalar.
El calor de tu amor
me hace renacer,
y mi pluma al papel
lo empieza a recorrer.
Traza hermosas odas
para bien halagarte
ya que nunca ella
a ti podrá olvidarte.
Aún recuerdo, Musa,
los atardeceres ésos
en que tus labios de seda
se ganaban mis mil versos.
Mis poemas eran, y
son sólo para ti,
pero por timidez
nunca te los dí.
Ahora eres dueña
de mi corazón
y por este motivo
te hago una canción.
Poeta no; tú poeta
¿Por qué no puedo ser poeta?
Tú eres mi poesía,
ésa con la que ganaré
el pan de cada día.
Algo de razón tenés
cuando decís “¿enamorado?”,
pues en realidad por ti
estoy como embrujado.
Quizá sea culpa tuya
que yo escriba mis versos,
si sabes que lo hago
para recuperar tus besos.
Pero son muy lejanos
aunque también preciosos
pues salen de unos labios
realmente fabulosos.
Otra vez te digo
que quisiera que tu boca
se junte con la mía y
tomen de la misma copa.
Perdona que sea franco
y un poco redundante,
pero sólo por tus besos
yo intenté ser cantante.
Sonatina
(A la memoria del gran Rubén Darío)
Esa noche conocí
tus labios de cuarzo,
y amarré tu cintura
con la Luna de marzo.
Tu boca granate
agrandó mi ilusión
y mi “verso azul”
cantó mi pasión.
Un cisne poético
me dictó mis poesías
al obsequiarte mis
noches y mis días.
Mi mal fue soñar
con una oportunidad
de compartir contigo
mi profunda soledad.
Entre epístolas y poemas
mi amor te declaré;
con esperanza te
amo, amé y amaré.
En mis “medallones”
tu belleza invoqué,
y como este madrigal,
antes, cientos te dediqué.
Mayo de 2005
Mayo de dos mil cinco.
Ciudad Condal, España.
Querida Musa: acabo de llegar
y mi alma ya te extraña
No imaginas lo bella
que está Barcelona,
no como mi Argentina
que quedó en la lona.
Aquí hace calor, y es de noche
pero en mi inmensa soledad
falta tu belleza que
me trajo la libertad.
Por eso, van estas líneas
dedicadas a tu corazón,
a tu alma, fuente de
toda mi inspiración.
Aquí la Luna llena
también se te asemeja,
y recuerda que con el poeta
hacen linda pareja.
Ella aporta dulzura,
tal como tú lo has hecho.
Yo pongo ésa melodía
que aflora por me pecho.
No quiero despedirme
sin antes haber firmado:
Tuyo, de todo corazón,
Poeta Enamorado.
Cuando…
Con tus continuas heridas
me terminarás por matar,
y es la única manera
de mi poesía callar.
Cuando pareces cercana
pero es una visión.
Cuando estás lejos y
te espero con ilusión.
Cuando susurras tiernas
palabras para mí,
o quizá eres un ángel
y volando te ví.
Cuando cierras los ojos
un eclipse semejas
y sólo el resplandor
de tus pupilas me dejas.
Cuando suspiras acongojada
por penas que ignoro,
mi corazón ruge
cuál bravío toro.
Cuando en días lluviosos
tras la ventana puedas mirar
recuerda que siempre
aquí te voy a esperar.
Flores (del Mal)
¿Me quieres ver o
no te intereso nada?
El silencio se llevó la
respuesta que esperaba.
Contéstame, por favor,
que sin ti nada soy
y lejos tuyo, Musa,
no sé donde estoy.
Pones excusas
que son infantiles
e igual eres la
reina de mis abriles.
Me lastimas
y finges no saber
que este invierno
te empecé a querer.
Aunque tengas otro
a mí no me interesa,
y mi verso sería feliz
si tu boca me besa.
Dolor de infante
En la lluvia fría
del mes de abril
escribo a la luz
tenue de un candil.
Era un niño aún y
me sentí enamorado,
pero no me dí cuenta
que me habían golpeado.
Canté mi trova con
la lira en la mano,
y su suave música
no dio resultado.
Sus ojos claros,
sus rizos perfumados
fueron el por qué de
mis versos plateados.
Su tonada extranjera
y su piel morena
alimentaron el verso
que hoy me condena.
Con dos décadas
de vasta experiencia
no pude aún, ni podré,
sacarla de mi conciencia.
Conocí varias mujeres
bellas para intentarlo
pero sigo con mi verso
azul sin poder lograrlo.
Y hoy, mientras afuera
a cántaros llueve
digo que esta herida
aún sangra y duele.
Siempre en mí
Te recuerdo cada noche
como eras en abril:
una bella muchacha
que cantando conocí.
Te extraño cada tarde
con todo mi corazón,
que es el que me dicta
ahora esta canción.
Te lloro cada mañana
con todo mi dolor
y en litros de whisky
ahogo este desamor.
Nunca te olvido y
no quiero hacerlo:
para eso, a mi corazón
debería romperlo.
Veintitrés de mayo
En esa tarde gris
paseabas a mi lado,
y tu tierna ingenuidad
me había enamorado.
Tu figura me atraía
como a la abeja la flor,
pero tu silencio atroz
provocaba mi dolor.
Tus idas y vueltas
laceraban mi alma
ya que tus nulos besos
robaron mi calma.
Te fuiste sin saludar
dejándome tirado
en la esquina donde
me habías encontrado.
Tus manos rosas
Tus manos rosas
acariciaban las mías,
mientras tus ojos
me dictan más poesías.
Tu perfumada voz
llega saludando
a mis oídos y me
va conquistando.
Eres tan hermosa
que no te debo perder,
y quisiera a tu lado
mi vida rehacer.
Espero que quieras
ayudarme en esto,
si de mi alma herida
sólo quedan restos.
No te guardaré bronca
si no lo deseas,
pero dime que haré
con todos mis poemas.
Si tú te vas ya no
tendré ganas de escribir,
y mis cicatrices no
me dejarán vivir.
La Perla
Las sucias calles
de esta ciudad
me llevan a creer
en mi triste soledad.
Estando sólo hoy
a la costa llegué,
y lo que Alfonsina
yo lo intenté.
Caminé mar adentro
hacia las rocas
para olvidar mis penas
que no son pocas.
Un súbito reflejo
me detuvo de pronto:
unas frías lágrimas
mojaban mi rostro.
Lloré bastante hasta
que volví en mis pasos
y estos simples versos
los dejo en tus brazos.
Muy triste
“Tristeza mía
nao tem fin”.
Estando lejos de ti
soy un infeliz.
La angustia eterna
me carcome el pecho
que de tantas injusticias
ya está deshecho.
Tú me heriste en
medio de mi corazón
cuando aquella tarde
negaste mi canción.
A pesar de mi amor,
me dejaste de lado
pues nunca creíste
que estaba enamorado.
Estamos distanciados
pero sólo físicamente,
pues será imposible
sacarte de mi mente.
Chip & Dale
Ésas dos ardillitas
traen a mi memoria
la bella protagonista
de esta triste historia.
Corría el mes de junio
del dos mil cuatro,
y ella se dispuso
a usarme un rato.
“Cría cuervos que
tus ojos comerán”,
dice la frase y es
una cruda verdad.
Yo creí que ella
era distinta a todas,
y mi pensamiento duró
muy pocas horas.
Al principio fue así
y se portó como santa,
pero ahora mi corazón
muy triste le canta.
Una mentira le llegó
a sus dulces oídos,
y mis sentimientos
quedaron dolidos.
Luego la distancia
entró en escena
haciendo crecer
mi gran condena.
Su repuesta se hizo
esperar y todo cambió,
pero al reencontrarla
mi esperanza renació.
Pasaron diez meses,
extraño sus besos,
y a ellos van dedicados
estos simples versos.
Balada del Adiós
Tendría que tener
aquí dos corazones,
para que me lastimes y
consigas más canciones.
Es que tanto te amo
que me lastima saber
que con otro hombre
tu vida vas a hacer.
Ya ni me alimento
desde que te fuiste;
adelgacé seis kilos
desde que me heriste.
Otras chicas me besan
cuando no estás a mi lado,
pero sólo por ti soy
el “Poeta Enamorado”.
Aconsejan que te olvide
pero eso nunca lo haré,
y si nunca regresas yo
las venas me cortaré.
Siempre hay, Musa,
un último verso,
y aquí va: “Adiós,
te amo, besos”.
Genux
¿Cómo podré olvidarte
si recuerdo tanto esa noche
y las sonrisas regaladas al
conocernos en Bariloche?
Hubiera dado cualquier cosa
por seguir a tu lado,
si me sentí muy feliz
a tu cintura abrazado.
Imposible es seguir
mi vida sin tus besos,
si ellos son el motivo
de mis sencillos versos.
Prefiero no dormir
a ocultar lo que siento
si desde aquél día tú
ocupas mi pensamiento.
Inaccesible tu corazón
pero debo seguir intentando;
quizá pueda conquistarte
si yo continúo cantando.
Aquí y ahora
He aquí mi último verso:
el que jamás escribí,
el que se me ocurrió el
segundo que te conocí.
He aquí mi última estrofa:
la que nunca pasé al papel,
la que tu negativa respuesta
me marco en la piel.
He aquí mi despedida
al recordar el momento
en el que en Bariloche
te alcé un monumento.
He aquí mi alma herida
por esos dimes y diretes
que no hicieron otra cosa
que yo llegue a perderte.
He aquí mi rima final:
te amo, o quizá te amé;
total da lo mismo si a
mi lado no te tendré.
La fría noche otoñal
invadía la zona boscosa;
yo la buscaba a ella
como a la flor, la mariposa.
La Luna alumbraba
con todo su esplendor;
si la quiere se la bajo
para demostrarle mi amor.
Las estrellas titilaban
a lo lejos tan azules,
y yo pensando en ella
lloraba bajo los abedules.
De repente, una estrella fugaz
encandiló el firmamento;
pedí sólo un deseo:
abrazarla un momento.
El Sol se disponía a salir
para el Cielo iluminar,
y le conté un secreto:
“con su amor me quiero quedar”.
Encendido el horizonte
con brazos del gran Febo
yo juro que moriré si
de sus labios nunca bebo.
Junto al mar
Luego de dos meses
hoy regreso al lugar
donde por vez primera
tu belleza pude contemplar.
Pero ahora está vacío,
ya no es lo que era.
Además estoy en otoño
y eres tú mi primavera.
Ayer me crucé a tu amiga
y no le pude negar
que a pesar de la distancia
nunca te voy a olvidar.
No imaginas lo que haría
para estar a tu lado
si cada vez que te ví
mi amor ha aumentado.
Hoy estás tan lejos
y no sé si te veré
aunque igual siempre
te amaré y cantaré.
Dos grandes poetas
Como Bécquer a su amada
muchas cosas te daré
el día de mañana, amor,
cuando tus labios besaré.
Mucho más que un Mundo
y más que un Cielo aún,
si tú me das tus besos
me salvo del ataúd.
Díme qué es lo que quieres
y yo lo conseguiré
pero si no quieres que te ame
eso jamás podré.
Te amo tanto que a veces
mi lira comienza a sonar
porque quiere a tu boca
me pueda yo acercar.
Te amo tanto pero tanto
que mi pluma inicia a soñar,
porque desea que tus besos
yo me los pueda adueñar.
Ya sabes lo que ella escribe
inspirada en tu belleza:
“siempre tú estarás dando
vueltas en mi cabeza”.
Astronomía
La bóveda celeste hoy
se ha vestido de negro
al igual que yo pues
de luto te espero.
Una junto a otra
veo miles de estrellas,
pero prefiero tus ojos
que brillan más que ellas.
Juro que son más hermosos
que el Sol al amanecer,
y siempre mis versos
para ellos van a ser.
Aunque no lo sepas
mi pluma no duerme,
y logra que a ti, yo
siempre te recuerde.
No son mentiras
lo que yo te digo,
si esta hermosa Luna
tengo de testigo.
Amores cuervos
Dos días sin dormir,
otros tantos sin comer,
mi corazón deja de latir
porque ya no te puede ver.
Si conmigo estás enojada
yo quisiera saber;
si creíste aquella mentira
o si me vas a responder.
Sentado sobre la vereda
pregunto a la Luna por vos,
interrogo todas las estrellas
incluido el gran Sol.
El porqué de tu silencio
nadie me lo quiere decir
y estando sólo pienso
si te volveré a oír.
Yo quedé hipnotizado
la tarde que te conocí;
a tu cintura me sentí atado
y ahora sé que te perdí.
Después de todo eso
como duele no tenerte:
a ti, a tus besos y
también duele quererte.
Pero que puedo hacer yo
después de tanta negación,
si algún día me quieres ver
te regalaré otra canción.
Mujer
Tú eres la estrella
que me hace andar
y mi trova, corazón,
te debo regalar.
El calor de tu amor
me hace renacer,
y mi pluma al papel
lo empieza a recorrer.
Traza hermosas odas
para bien halagarte
ya que nunca ella
a ti podrá olvidarte.
Aún recuerdo, Musa,
los atardeceres ésos
en que tus labios de seda
se ganaban mis mil versos.
Mis poemas eran, y
son sólo para ti,
pero por timidez
nunca te los dí.
Ahora eres dueña
de mi corazón
y por este motivo
te hago una canción.
Poeta no; tú poeta
¿Por qué no puedo ser poeta?
Tú eres mi poesía,
ésa con la que ganaré
el pan de cada día.
Algo de razón tenés
cuando decís “¿enamorado?”,
pues en realidad por ti
estoy como embrujado.
Quizá sea culpa tuya
que yo escriba mis versos,
si sabes que lo hago
para recuperar tus besos.
Pero son muy lejanos
aunque también preciosos
pues salen de unos labios
realmente fabulosos.
Otra vez te digo
que quisiera que tu boca
se junte con la mía y
tomen de la misma copa.
Perdona que sea franco
y un poco redundante,
pero sólo por tus besos
yo intenté ser cantante.
Sonatina
(A la memoria del gran Rubén Darío)
Esa noche conocí
tus labios de cuarzo,
y amarré tu cintura
con la Luna de marzo.
Tu boca granate
agrandó mi ilusión
y mi “verso azul”
cantó mi pasión.
Un cisne poético
me dictó mis poesías
al obsequiarte mis
noches y mis días.
Mi mal fue soñar
con una oportunidad
de compartir contigo
mi profunda soledad.
Entre epístolas y poemas
mi amor te declaré;
con esperanza te
amo, amé y amaré.
En mis “medallones”
tu belleza invoqué,
y como este madrigal,
antes, cientos te dediqué.
Mayo de 2005
Mayo de dos mil cinco.
Ciudad Condal, España.
Querida Musa: acabo de llegar
y mi alma ya te extraña
No imaginas lo bella
que está Barcelona,
no como mi Argentina
que quedó en la lona.
Aquí hace calor, y es de noche
pero en mi inmensa soledad
falta tu belleza que
me trajo la libertad.
Por eso, van estas líneas
dedicadas a tu corazón,
a tu alma, fuente de
toda mi inspiración.
Aquí la Luna llena
también se te asemeja,
y recuerda que con el poeta
hacen linda pareja.
Ella aporta dulzura,
tal como tú lo has hecho.
Yo pongo ésa melodía
que aflora por me pecho.
No quiero despedirme
sin antes haber firmado:
Tuyo, de todo corazón,
Poeta Enamorado.
Cuando…
Con tus continuas heridas
me terminarás por matar,
y es la única manera
de mi poesía callar.
Cuando pareces cercana
pero es una visión.
Cuando estás lejos y
te espero con ilusión.
Cuando susurras tiernas
palabras para mí,
o quizá eres un ángel
y volando te ví.
Cuando cierras los ojos
un eclipse semejas
y sólo el resplandor
de tus pupilas me dejas.
Cuando suspiras acongojada
por penas que ignoro,
mi corazón ruge
cuál bravío toro.
Cuando en días lluviosos
tras la ventana puedas mirar
recuerda que siempre
aquí te voy a esperar.
Flores (del Mal)
¿Me quieres ver o
no te intereso nada?
El silencio se llevó la
respuesta que esperaba.
Contéstame, por favor,
que sin ti nada soy
y lejos tuyo, Musa,
no sé donde estoy.
Pones excusas
que son infantiles
e igual eres la
reina de mis abriles.
Me lastimas
y finges no saber
que este invierno
te empecé a querer.
Aunque tengas otro
a mí no me interesa,
y mi verso sería feliz
si tu boca me besa.
Dolor de infante
En la lluvia fría
del mes de abril
escribo a la luz
tenue de un candil.
Era un niño aún y
me sentí enamorado,
pero no me dí cuenta
que me habían golpeado.
Canté mi trova con
la lira en la mano,
y su suave música
no dio resultado.
Sus ojos claros,
sus rizos perfumados
fueron el por qué de
mis versos plateados.
Su tonada extranjera
y su piel morena
alimentaron el verso
que hoy me condena.
Con dos décadas
de vasta experiencia
no pude aún, ni podré,
sacarla de mi conciencia.
Conocí varias mujeres
bellas para intentarlo
pero sigo con mi verso
azul sin poder lograrlo.
Y hoy, mientras afuera
a cántaros llueve
digo que esta herida
aún sangra y duele.
Siempre en mí
Te recuerdo cada noche
como eras en abril:
una bella muchacha
que cantando conocí.
Te extraño cada tarde
con todo mi corazón,
que es el que me dicta
ahora esta canción.
Te lloro cada mañana
con todo mi dolor
y en litros de whisky
ahogo este desamor.
Nunca te olvido y
no quiero hacerlo:
para eso, a mi corazón
debería romperlo.
Veintitrés de mayo
En esa tarde gris
paseabas a mi lado,
y tu tierna ingenuidad
me había enamorado.
Tu figura me atraía
como a la abeja la flor,
pero tu silencio atroz
provocaba mi dolor.
Tus idas y vueltas
laceraban mi alma
ya que tus nulos besos
robaron mi calma.
Te fuiste sin saludar
dejándome tirado
en la esquina donde
me habías encontrado.
Tus manos rosas
Tus manos rosas
acariciaban las mías,
mientras tus ojos
me dictan más poesías.
Tu perfumada voz
llega saludando
a mis oídos y me
va conquistando.
Eres tan hermosa
que no te debo perder,
y quisiera a tu lado
mi vida rehacer.
Espero que quieras
ayudarme en esto,
si de mi alma herida
sólo quedan restos.
No te guardaré bronca
si no lo deseas,
pero dime que haré
con todos mis poemas.
Si tú te vas ya no
tendré ganas de escribir,
y mis cicatrices no
me dejarán vivir.
La Perla
Las sucias calles
de esta ciudad
me llevan a creer
en mi triste soledad.
Estando sólo hoy
a la costa llegué,
y lo que Alfonsina
yo lo intenté.
Caminé mar adentro
hacia las rocas
para olvidar mis penas
que no son pocas.
Un súbito reflejo
me detuvo de pronto:
unas frías lágrimas
mojaban mi rostro.
Lloré bastante hasta
que volví en mis pasos
y estos simples versos
los dejo en tus brazos.
Muy triste
“Tristeza mía
nao tem fin”.
Estando lejos de ti
soy un infeliz.
La angustia eterna
me carcome el pecho
que de tantas injusticias
ya está deshecho.
Tú me heriste en
medio de mi corazón
cuando aquella tarde
negaste mi canción.
A pesar de mi amor,
me dejaste de lado
pues nunca creíste
que estaba enamorado.
Estamos distanciados
pero sólo físicamente,
pues será imposible
sacarte de mi mente.
Chip & Dale
Ésas dos ardillitas
traen a mi memoria
la bella protagonista
de esta triste historia.
Corría el mes de junio
del dos mil cuatro,
y ella se dispuso
a usarme un rato.
“Cría cuervos que
tus ojos comerán”,
dice la frase y es
una cruda verdad.
Yo creí que ella
era distinta a todas,
y mi pensamiento duró
muy pocas horas.
Al principio fue así
y se portó como santa,
pero ahora mi corazón
muy triste le canta.
Una mentira le llegó
a sus dulces oídos,
y mis sentimientos
quedaron dolidos.
Luego la distancia
entró en escena
haciendo crecer
mi gran condena.
Su repuesta se hizo
esperar y todo cambió,
pero al reencontrarla
mi esperanza renació.
Pasaron diez meses,
extraño sus besos,
y a ellos van dedicados
estos simples versos.
Balada del Adiós
Tendría que tener
aquí dos corazones,
para que me lastimes y
consigas más canciones.
Es que tanto te amo
que me lastima saber
que con otro hombre
tu vida vas a hacer.
Ya ni me alimento
desde que te fuiste;
adelgacé seis kilos
desde que me heriste.
Otras chicas me besan
cuando no estás a mi lado,
pero sólo por ti soy
el “Poeta Enamorado”.
Aconsejan que te olvide
pero eso nunca lo haré,
y si nunca regresas yo
las venas me cortaré.
Siempre hay, Musa,
un último verso,
y aquí va: “Adiós,
te amo, besos”.
Genux
¿Cómo podré olvidarte
si recuerdo tanto esa noche
y las sonrisas regaladas al
conocernos en Bariloche?
Hubiera dado cualquier cosa
por seguir a tu lado,
si me sentí muy feliz
a tu cintura abrazado.
Imposible es seguir
mi vida sin tus besos,
si ellos son el motivo
de mis sencillos versos.
Prefiero no dormir
a ocultar lo que siento
si desde aquél día tú
ocupas mi pensamiento.
Inaccesible tu corazón
pero debo seguir intentando;
quizá pueda conquistarte
si yo continúo cantando.
Aquí y ahora
He aquí mi último verso:
el que jamás escribí,
el que se me ocurrió el
segundo que te conocí.
He aquí mi última estrofa:
la que nunca pasé al papel,
la que tu negativa respuesta
me marco en la piel.
He aquí mi despedida
al recordar el momento
en el que en Bariloche
te alcé un monumento.
He aquí mi alma herida
por esos dimes y diretes
que no hicieron otra cosa
que yo llegue a perderte.
He aquí mi rima final:
te amo, o quizá te amé;
total da lo mismo si a
mi lado no te tendré.
Franco Zamora
2 Opiniones No Creativas:
CHE PAPI, BOYANDO CAÍ ACA. NO SABES NI CONSTAR LAS SILABAS??? PORQUE HACER VERSITOS PARA EL DOS CORAZONES REQUIERE MINIMAMENTE MANTENER LA METRICA, CAMPEON
LA VERDAD YO TAMBIEN BOYANDO CAI ACA, LAMENTABLE LEER ESTOS VERSITOS DE JARDIN DE INFANTE
Publicar un comentario
<< De Vuelta A Casa